Los belgas contribuyen a pagar tres kilómetros de tuberías subterráneas de cerveza.
Han sido construidos en la ciudad belga de Brujas para cubrir la distancia entre una fábrica de esta bebida alcóholica, situada en el centro histórico, y su planta embotelladora.
Una forma original de preservar el pavimento y encanto de este célebre enclave medieval, patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Le ahorrará contaminación y tráfico al evitar el paso de quinientos camiones al año.
INC News, 06/06/2016 - source: ©euronews
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